domingo, 2 de enero de 2011

Lo especial de lo cotidiano

Hay veces que nos empeñamos en vivir otra vida, o más bien, de quejarnos de la que llevamos, la que hacemos. Veces en que la rutina nos nubla y apaga. Momentos en que necesitamos cambios, aire fresco y un poco de ilusión. Detrás de todos esos sentimientos, lo que nos falta es ilusión.
Hacemos las cosas automáticamente, todo etá programado y ya ni vivimos esas viejas rutinas. Creemos saber que sucede, y lo sabemos en grandes rasgos, pero nos olvidamos de lo pequeño, de los detalles.
Deseamos grandes cosas, importantes cambios, en muchos casos drásticos, queremos apagar una monotonía que nosotros mismo creamos. ¡Todos los días igual!, que gran mentira que nos creemos a pies juntillas.
No hya dos días iguales, ni dos momentos, por rutinarios que sean, que se repitan. Pueden parecerlo, pero si nos fijamos en los matices, en los detalles, en los intantes y momentos no lo son para nada.
Cada uno de ellos, aunque a grandes rasgos sean lo mismo, nos ofrece múltiples opciones, múltiples detalles; y sobre todo los podemos encarar como nos de la gana. Podemos llorar o sonreir, eso nunca cambiará nada, solo nuestro ánimo y como vemos la vida. Vida que con una pizca de ilusión se ve de otra manera, y hasta lo más cotidiano se hace especial, porque todo es especial si tu lo haces así.  No hay recetas, no hay trucos, ni grandes metas. La gran meta, el gran secreto es vivir cada día como si fuese el primero, saboreando cada detalle, cada instante.

Solo hay que coger esa vieja monotonía y estrujarla, sin desviarnos del camino que nosotros mismos nos trazamos la rutina explota y se torna un derroche de instantes diferentes que vivir. Instantes que nunca se repiten.
Mirar la vida con otros ojos, jugar con ella y jamás tener miedo a vivirlahaciendo que cada día será diferente al anterior, eso es una sensación increible; la gran habilidad que debemos recuperar de nuestra niñez, la gran magia de su felicidad y el encanto de su inocencia, siempre dispuestos a descubrir algo nuevo, siempre dispuestos a vivir cuanto la vida les ofrece.