sábado, 16 de octubre de 2010
Mirando al cielo
Sales del comedor, hace frío, aquí siempre hace frío. Pequeño bajo tu uniforme caminas en la oscuridad. Una figura se recorta entre la negra noche bajo la tenue luz de una lejana ventana, no sabes quien es ni cual es su empleo, no importa, algo brilla en sus hombreras, así que casi inconscientemente llevas tu mano a la sien y saludas, ¡A sus órdenes!, que más da quien sea, siempre es un superior, porque aquí todos lo son, no eres nadie, no eres nada, solo un número
Tras el pertinente saludo buscas con la mirada tu compañía, que lejos, muy lejos, queda, o al menos esta noche todo parece estarlo, y el patio de armas se te antoja ahora enorme, como si hubiese crecido mientras cenabas. Solo piensas en llegar a tu camareta y tirarte en la cama, cerrar los ojos y ver tu mirada, tu sonrisa, sentir tu olor y recordar el sabor de tus labios, sumidos en lo más profundo de tus recuerdos, el más ansiado de tus anhelos.
Finalmente llegas hasta tu camareta, ahí está tu cama y tu taquilla. Por fin has llegado y solo quieres tirarte y dejar a tu mente volar, ser feliz con tu recuerdo, pero no puede ser, aquí nunca hay tiempo para uno, siempre hay prisa, así que abres tu taquilla con resignación y bajas a ducharte...
Al subir de la ducha ves una hilera de fusiles, el tuyo descansa en su sitio, el cargador, en tu taquilla. Y te preguntas ¿Que pinto yo con un fusil? Pero ahí está, así lo quieres y lo sabes, son muchas las cosas que te llevaron a vestir ese uniforme, a empuñar ese arma. Muchos son los motivos, pero en el fondo algo te duele, no sabes como ni por qué, no sabes si es por eso, pero sabes que estás cumpliendo una vieja promesa, en lo más profundo de tu interior sabes que estas haciendo lo que años atrás prometieses, y quieres cumplir con tu promesa, es tu última carta, tu último cartucho, sin apenas darte cuenta te ves cumpliendo aquella promesa y te duele. Porque sabes de sobra como acabará todo, sabes de sobra que hace mucho tiempo que dejó de tener sentido, que todo será valdío y que habrás de afrontar una realidad a la que llevas años evitando, una realidad que nunca pudiste ni quisistes aceptar, una ilusión y esperanza que no tiene razón de ser, una realidad que vendrá de frente y con fuerza, sabes que sufrirás, que renunciarás a muchas cosas, que dolerá y aun así eres incapaz de cambiar de dirección, aun así quieres confiar en ese último cartucho.
Estoy cansado de promesas, no quiero más promesas, únicamente la de que mañana, será otro día, y la certeza de que seguiré cumpliendo mi vieja promesa
Publicado por
CaRaKoLiLLoS
en
12:50:00
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
Etiquetas:
Bio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Genial.
ResponderEliminar